Desde el inicio de la actual zafra han existido denuncias sobre la publicación, en internet, de páginas falsas de empresas y hasta de grupos azucareros que ofrecen azúcar nacional e importada a precios muy por debajo de los que se operan en el mercado nacional. Pero el tema parece “no quitarles el sueño” a la autoridad comercial ni a los industriales azucareros.
La Cámara Azucarera se concretó a pedir a clientes y participantes del sector que denuncien cualquier solicitud de compra de azúcar a través de ese medio; posteriormente, La Dirección de Aduanas, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), y Economía anunciaron una serie de medidas para detectar este tipo de operaciones, reconociendo de paso que también existía el contrabando técnico. Como suele ocurrir, se comprometieron a erradicar esas prácticas. Pero la realidad es que nadie ha hecho nada.
Las páginas apócrifas en internet siguen creciendo como la caña. Peor aún, varias empresas, supuestamente norteamericanas, están haciendo llegar directamente a posibles compradores de centrales de abasto e industrias, ofertas importantes de azúcar para recoger el producto en puertos. Ante este panorama han surgido varias interrogantes: ¿Por qué la Cámara Azucarera no ha recurrido a la policía cibernética, que podría detectar de dónde provienen los anuncios? ¿Por qué los domicilios de la mayoría de las empresas ofertantes son de Estados Unidos? ¿Serán que algunos empresarios norteamericanos son los que están ofreciendo azúcar de mercado mundial? ¿Tendrán algo que ver las empresas filiales de algunas norteamericanas que operan en México? Dicen los escépticos que esas son preguntas sin respuesta. Y otros afirman que no hay solución.