Desde hace varios trimestres, CULTIBA ha hecho saber a sus inversionistas que deben de considerar varios factores de riesgo que podrían “afectar sustancialmente” la marcha del negocio. Desde las plagas en los cultivos de la caña , el contrabando de azúcar de otros países; “las altas tasas de obesidad y problemas de salud relacionados al sobrepeso, podría dar lugar a una disminución en la demanda de nuestras bebidas y productos azucareros, a la imposición de impuestos adicionales o aumento de impuestos actuales, a publicidad negativa, o mayores restricciones en la publicidad y etiquetado”, hasta “la imposición de controles de precio a bebidas o la incapacidad para aumentar los precios…”
Hoy, este último factor, al que podríamos llamar “el fantasma del control de precios”, cobra relevancia debido a que el actual gobierno federal ha establecido un control de precios al gas LP para evitar los abusos en el incremento de los precios. Pata nadie es un secreto que el consumidor “de a pie” siempre ha pagado un precio muy elevado por el dulce de caña que consume, más todavía en las épocas de “boom azucarero” donde las cotizaciones van desde los 18-19 pesos el kilo de azúcar ESTÁNDAR hasta los 25 pesos, dependiendo la marca y la presentación.
Es el mercado el que marca los precios y la disparidad de los mismos, afirman algunos comercializadores, lo que no es del todo cierto, pues cada ingenio o grupo pone el precio que quiere a su producto sin importarle si con ello distorsiona el mercado y afecta a los competidores.
Los anteriores gobiernos federales se mantuvieron como simples espectadores del mercado azucarero mexicano, pero el de la 4T parece estar dispuesto a ser un “vigilante” y actuar en consecuencia.
¿Será esto último lo que están viendo los ejecutivos de CULTIBA? ¿Tienen miedo de que el “fantasma de control de precios” cobre vida, o es sólo precaución?